viernes, 25 de mayo de 2007
sábado, 14 de abril de 2007
CIRILO HERNÁNDEZ MELESIO
Nací en Ostotitlán municipio de Chilapa Edo. de Guerrero. Soy el primogénito de nueve hermanos que somos y hablamos náhuatl.
Desde muy pequeño me encargaron cuidar chivos que teníamos; por ello casi no asistía a misa ni al rosario. Cuando estaba en quinto de primaria llegaron unas personas a promover la escuela de la cruz; pero no era para mí sino para adultos, de todos modos yo iba a escuchar al círculo bíblico que tenían. Para ese tiempo ya entendía algo del castellano y podía entender sobre la vida de Jesús y desde esa época me causó un gran interés por las cosas de Dios y trataba de no perder ningún círculo bíblico aunque caminara lejos o estuviera lloviendo o en ayunas. También empecé a frecuentar el rosario con mi abuela; debido a que me estaba preparando para hacer el examen de admisión en la “Villa de los Niños.” Le pedí mucho a Dios que si era su voluntad que me aceptaran y que ya me iba portar bien.
Por gracia de Dios me aceptaron para estudiar en México. El 2 de agosto de 1997 ingresé a la secundaria en Chalco Edo. de México a cargo de la congregación de las “Hermanas de María”
En la escuela nos enseñaron el catecismo y también me gustaba leer la Biblia. Siempre me ha gustado jugar basketball, todo era divertido estar en esa escuela.
En segundo de secundaria nos celebraba la misa un sacerdote salesiano entusiasta en sus homilías y un gran ejemplo de vida cristiana para con los estudiantes. Esa imagen me impacto bastante que tuve los deseos de ser sacerdote. Para ello en la escuela había un grupo que se llama “los de vocación” empecé a frecuentarlos y asistía a misas especialmente para nosotros; me encantaban porque antes de la misa una hermana consagrada leía la Biblia en las partes que se referían a la vocación. Además, en tercero de secundaria nos impartieron algo de apologética(defensa de la fe) basado en el material del Pbro. Flaviano Amatulli Valente; hasta ese entonces no tenía idea de las sectas; pero esto me emocionó bastante que quise conocer “Vergel Iztapalapa...” que tanto se mencionaba en los cassetts, para conocer más sobre el material, pero fue imposible. Ni sabía que algún día iba pertenecer a esa comunidad.
Desde ese entonces decidí plenamente entrar al seminario consciente de que se iban a presentar dificultades; pero siempre con la ayuda de Dios pensé en luchar hasta donde se pudiera. Como meta me propuse vivir las enseñanzas de Cristo y estar con las personas que desconocían las enseñanzas del Maestro e imitar a nuestro Señor en la pobreza.
Con la ayuda de Dios entré a una comunidad religiosa “Instituto Guadalupano de San Pablo” y los superiores me mandaron a estudiar la preparatoria en el seminario diocesano de Ixtapaluca. Es ahí donde me enteré que los seminaristas diocesanos pagaban por estar en el Seminario, ¡qué privilegio para mí! No pagaba mis estudios, de lo contrario no hubiera entrado al seminario.
Conocí el libro “Iglesia y Sectas. Pesadilla o reto” del Padre Amatulli que me sorprendió con las ideas que propone, especialmente lo referente a la vida del clero y religiosa que no estábamos respondiendo con la misión de anunciar a Cristo. Y que éramos indiferentes ante el proselitismo religioso.
Mi gran anhelo era salir a misionar, pero no llegó mi turno.
Así que al concluir el primer año de filosofía(2004), abandoné la comunidad. No sabía a que comunidad entrar, así que le dije a Dios: si aun me sigues llamando haz que encuentre una comunidad donde te pueda servir.
Viendo los teléfonos de los “Misioneros Apóstoles de la Palabra” me comuniqué con ellos. Pero también quise conocer otras comunidades religiosas, mientras esperaba la llegada de los padres misioneros “Apóstoles de la Palabra” para entrevistarme.
Desconociendo la ciudad de México me aventé a tocar puertas de algunas congregaciones, todos me decían que sí pero que estuviera un año haciendo apostolado o que trabajara para mi familia; pero a la vez estar frecuentado a la comunidad durante un año.
El 06 de agosto me entrevisté con el Padre Amatulli, y me mandó a la casa del Apóstol en Chilapa para tomar los cursos de Biblia y de Apologética. Se estaban cumpliendo mis sueños, cuando me mandaron de misión me sentí realizado. Y especialmente satisfecho con la vida espiritual que se nos insiste para servir a Cristo. Estuve en Guerrero, Michoacán y Guanajuato de misión.
Mis superiores tomaron la decisión de que estudie en el “Seminario de Cristo Rey” y es donde terminé segundo de filosofía con otros cuatro Apóstoles de la Palabra.
Actualmente estoy haciendo mi apostolado en el lugar donde había soñado estar. Vergel Iztapalapa.
El año que viene será de espiritualidad; donde la profundizaré más en la BIBLIA y en las CONSTITUCIONES
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